No todo fue malo en Fiestas Patrias. Mejor dicho, en lo personal fueron unos días tranquilos(a no ser por unos ruidos molestos cuya génesis se explica más adelante), como mencionaba en el post anterior, Lima deja de ser Calcuta y se convierte por 3 días en un cantón suizo multicolor. Nada de amontonamientos, aglomeraciones, tráfico infame y embotellamientos. La mayoría de los limeños anda preocupada en invadir los apacibles pueblos del interior contaminándolos con sus desperdicios, sus malas costumbres y sus prejuicios.
Organizarse algunas actividades para matar el tedio durante esas fechas tampoco es tan difícil. No es que Lima sea el paradigma de la escena cultural mundial pero hay más cosas de las que uno piensa para entretenerse. Yo hice la simple: El Jueves al cine, el Viernes a la feria del libro y a almorzar donde Otani, el Sábado los chicos invitados a algun lado y los papás en una pequeña juerga y el Domingo a descansar en la casa. Todos estaban de acuerdo con el plan y las cosas transcurrieron normalmente. La Feria Internacional del Libro es una pálida versión de un evento cultural que debería ser trascendente en presencia e importancia (no se le puede comparar siquiera con las versiones de nuestros vecinos) pero convengamos en que es importante empezar con algo. Y a ese algo hay que apoyarlo con presencia efectiva (o sea, asistiendo y comprando). Todo bastante bien presentado, editoriales grandes, medianas e independientes (como el grupo Punche) y una atención bastante comedida y solícita a cargo del personal que labora allí. Algunas adquisiciones para los chicos, un par de compras para N y para mí y ya estábamos listos con rumbo a nuestra cita con el destino: Una visita al “Encuentro de Otani”.
Es un sitio de moda? Uno de los points en boga? Un establecimiento fashion? Ninguna de las anteriores. Es un huarique ubicado en Chorrillos que empezó hace varios años como una aventura vecinal de su fundador, Juan Otani Takashi y que ahora ante la partida de este insigne cocinero esta a cargo de sus dos hijas, una administrando la buena marcha del restaurant y la otra, Doris, preparando maravillas al interior de la cocina.
Antes de hacer una descripción detallada y lujuriosa del majestuoso tacu tacu que prepara Doris creo que es necesario hacer una necesaria digresión para explicar porque hay tan buenos restaurantes que fusionan lo autóctono y lo japonés en forma sublime. Cuentan los entendidos que cuando se producen las primeras oleadas de emigrantes asiáticos al Perú los japoneses en especial eran en extremo conservadores y poco afectos a variar sus tradiciones las cuales incluían hábitos culturales y por supuesto alimenticios. A raíz de los problemas acaecidos durante la 2da guerra mundial que produjeron deportaciones de ciudadanos de origen japonés, el cierre de negocios y la ausencia de importaciones de productos japoneses (el Perú le declaro la guerra al Eje Alemania-Japón-Italia, aunque ud. no lo crea) la colectividad japonesa se vio obligada a recurrir a insumos nacionales que supliesen los productos que habían estado habituados a utilizar y producto de esa necesidad se comienza a gestar el sabrosos mestizaje entre la culinaria japonesa y nuestra cocina criolla que de por sí era ya una mezcla de variadas influencias.
Nombres como los de Rosita Yimura (inventora del pulpo al olivo), Javier Wong (perpetrador de un espectacular chupin de pejesapo), Juan Otani (prócer del tacu tacu relleno de mariscos que nos ocupa) y Sato (factotum de una inigualable chita a la sal) son referentes obligados en cualquier tipo de antología que se elabore sobre el mestizaje entre la culinaria japonesa y la peruana. En la década del 50 el peruano solo comía lenguado y corvina. Con el aporte japonés aprendió a no desdeñar a la cojinova, la chita, el pulpo y el calamar. Como es usual en nuestra historia, los foráneos nos enseñaron a apreciar mejor la variedad y riqueza de nuestros recursos.
Pero volvamos a nuestra tarde en Otani. Si alguno de los que lee este post es un entusiasta de la combinación sabor-abundancia encontrará que este huarique es una suerte de paraíso terrenal. Lo ideal es ir en grupo o en familia pues al ser las porciones generosas se facilita el compartir los platillos teniendo la opción de probar algunas da las maravillas que sazona Doris. Muy recomendables los caracoles al sillao, el cebiche mixto, el pescado crocante con salsa agridulce de verduras y la chita en distintas preparaciones .Ninguno tiene pierde, se los aseguro. Más una visita a Otani es incompleta si no se acepta desafiar a un tacu tacu entero relleno con salsa de mariscos bañado en salsa de tamarindo.
Para empezar, acometer semejante reto requiere -además de un estómago competente y de amplia capacidad- una preparación especial para no desmayar en el intento y acabar hasta el último vestigio del plato. Los mesurados pueden pedir una porción personal con la cual se sentirán más que satisfechos. Pero los amantes de las emociones extremas y las sensaciones placenteras deben acometer el full size. Esa ojiva humeante que sale de la ventanilla de la cocina activa de manera automática nuestros instintos más básicos y predadores. Debemos acabar con el plato, no importa a que costo. Tanto placer no puede pasar delante de nuestras narices sin ser aprovechado a plenitud.
Nunca había ido con los chicos a Otani. Con N si habíamos ido anteriormente y en los últimos tiempos había ido con mi partner del bitute, Juan Diego, quien es tan tragón como yo y aprovecha sus estadías en Lima para que revisitar huariques conocidos y descubrir otros nuevos. Panzón y Anya decidieron pedir chicharrones de calamar (a la usanza del tempura, inolvidables) y un chaufa de pescado (un arroz crocante que envuelve trozos fritos de pescado, de la refurinfunflais) mientras que N se decidió por los caracoles al sillao. Cuando me preguntaron por mi elección respondí sin titubeo alguno:
- Un tacu tacu inmenso por favor, bien doradito en el exterior y relleno con hartos mariscales. No se olvide de la porción de salsa criolla aparte con su toque de culantro y ají limo.
- Te vas a comer todo eso solo?????? preguntó azorada N .
- No, te voy a invitar también y le voy a dar a los chicos para que prueben.
- El plato de Panzón es grande, a Anya no le gusta y yo con los caracoles estoy más que satisfecha. Si te lo empujas solo ya sabes donde vas a dormir, en el mueble.
Hecha la advertencia, confirmado el reto. Para un comelón militante como yo la soledad de un mueble es un precio asequible a ser pagado con tal de no perderse la gloria de saborear el tacu tacu en tu boca. De todas maneras apelé:
- Y si me tomo mi pankreoflat y mi digestase igual me vas a dejar durmiendo solito y triste???
- La Banda de la Republicana tocando “La Concheperla” va a ser un zumbido de abeja comparada con el ruido que vas a hacer.
- Papi pedón ( Voz de Anya, solidaridad de gremio)
- Papi, si quieres te vas a dormir a mi cuarto (Voz del Panzón, el Club de Tobi al rescate)
- Tu eres otro pedón, vayan y ahóguense juntos ( Voz de N, muerta de la risa)
Salieron los platos de todos menos el mío. Los chicos felices, N en la gloria con sus caracoles y yo picando un poquito de aquí, otro de allá y un poquito de acullá. Cuando estaba batallando con un caracol que se negaba a abandonar su caparazón sentí un olor y presencia inconfundibles. En la ventanilla de Doris apareció un plato humeante e imponente. Una mezcla de frijoles canarios cocinados mezclados con arroz, cebolla picada y huevo batido que había sido rellenada con una generosa porción de mariscos maravillosamente sazonados y que se encontraba navegando sobre una cama de salsa de tamarindo. Ambos sabíamos que nuestro encuentro final era tan ineludible como impostergable. La hora de la verdad había llegado.
- Papi, que tal platazo, te puedo ayudar ( un recontra solícito y acollerado panzón)
- Claro hijo, “te encantalá”
- Amor, eres un salvaje, no creo que te puedas comer todo eso.
- Y eso que no he pedido mi cebichito.
Ya nada me podía detener. Un buen chorrito de aceite de oliva y se inició el baile. Colisionaron los sabores contra mi hambre y la eclosión producida fue memorable. Disfrutaba el tacu tacu solo, montadito con los mariscos, otras veces acompañado de la salsa criolla, adornado con ajicito molido cada porción que ingresaba lo hacía bajo diferentes texturas y todas eran disfrutadas por igual y sin parar. Cual habrá sido la expresión de placer y satisfacción en mi rostro que N y Panzón no se aguantaron más y comenzaron a picotear y en menos de 15 minutos el tacu tacu desapareció del plato. Más que satisfecho, me sentía feliz de haber saboreado hasta el último frejolito de aquel torpedo sabroso. No me importaban las consecuencias gástricas, aeróbicas o maritales. Un tacu tacu así no se disfruta todos los días.
En la noche, echado en un colchón sobre el cuarto del Panzón, recordaba los sabores más gratos de mi infancia. Y anhelaba, para mis adentros, que así como el Coronel Aureliano Buendía nunca olvidó el día en el que su padre lo llevó a conocer el hielo, el buen Panzón siempre recuerde la tarde en la que su padre le enseñó donde se come un buen tacu tacu.
Schatz, acabo de almorzar pero tu post me ha dado un hambre espectacular, no hay duda que en el Perú se come riquísimo, y como bien dices, muchas veces en estos huariques que se alejan bastante de ser los sitios de "moda" es donde encuentras la sazón más exquisita.
Provecho!
Jajaja. Será motivo! Pásate las referencias exactas y cómo llegar!
(No es la primera vez que le haces el Cherry al Encuentro de Otani... no será que te pagan, como Don Tito a Alfredo?... negociaré mi contrato con Bembos!)
hace un tiempo leí que existía una tendencia de consultar blogs antes de tomar decisiones de compra, esto debido a que encontraban en los bloggers humanos hablando de marcas y no marcas haciéndose autobombo en p ublicidad.
He aquí un ejemplo de esto. Otani será grande gracias a ti.
Saludos,
Tu post me ha hecho engordar 2 kilos al menos. Más que oda parece orgasmo de tacu tacu.
Que tal ataque al hídago Schatz! Se nota que para el buen diente también te sale el verso, jejeje
Qué bien explicadito, visualicé todos los platos, el detalle de los pedos me encantó, el pankreoflat es buenazo. Tendré que ir cuando esté en Lima, el chaufa con trozos de pescado se me ha quedado atravesado en la mente.
La comida es una de las grandes alegrías que nos brinda este pais. Y la sazón de los huariques es inigualable.Y eso que no te he contado Ursula acerca de los tallarines saltados con pescado frito y calamar en La Victoria.
La dirección de Otani es:Calle Los Titanes 182,espalda de la cuadra 5 de la Av. Guardia Civil.No tengo ningun canje con ellos, ja,ja,ja,imaginate,con las justas me dan doble porción de canchita.
Valoro el sentido de tu comentario Mu,si mi post contribuye a acrecentar un poquito la bien ganada fama de Otani me doy por bien servido.Aunque me basta conque alguno de los bloggers me diga que la recomendación no fue mala.
Alguna vez te dije Vero que prefería una buena mesa a una jornada amatoria.(Las dos cosas juntas serían mucho pedir).Me reafirmo en esa opinión.
Para hablar de comida me sale el verso sin hacer esfuerzo Cloud.Espera mi post sobre las conchas negras.
Marea,cuando vengas por Lima no dejes de ir a Otani.Ni dejes de ir a la pollada conversable donde Don Tito.
Un abrazo a todos
Schatz
Primera vez por aquí.
Estoy de acuerdo con los comentarios vertidos sobre El Encuentro de Otani. Ese restaurante es BUENAZO y el Tacu Tacu que mencionas es un CAMION! (Si yo hubiera sido tu esposa te mandaba donde el vecino en lugar de al cuarto de tu hijito!).
Otani es sin duda, un hueco chorrillano díficil de olvidar.
Que rico que se come ahí! :D
La cocina peruana en realidad es una mezcla de la sazón de todos lados. Y creo que los restaurantes que fusionan lo autóctono y lo japonés son una muestra de ello. Siempre supe que la comida china en el Perú (el Chifa) no se come ni en China (o en Cantón, que según entiendo es la vertiente culinaria que llegó a estos lares), y que lo que hace el Chifa de acá tan especial son los ingredientes nacionales. Y tú interesante crónica me ha ayudado a entender el origen histórico de este fenómeno sabroso.
Saludos
Martín
Realmente el tacu tacu del Otani es impresionante,nunca he podido comerlo sola ,o sea mis respetos a tu buen diente.
Desde hace unos años ,todos los sábados salgo a comer mariscos y busco huariques ,algunas veces me ensarto, pero otras veces encuentro sitios como el Otani ´,y esos restaurantes que nombras en tu post, En Surco hay un restaurancito de barrio donde se come un sudado de dioses,es una transversal de Ayacucho, si te interesa te consigo la dirección.
Ya me provocó el tacu tacu y al diablo las flatulencias
Saludos
ese panzon siempre solidario, espero lo lleves a don tito para que me acompane a terminarme un pollo entero
Se mi guia culinario.... apiadate de mi!!!!!!!! I need you!!!!!!!!!
Se mi guia culinario.... apiadate de mi!!!!!!!! I need you!!!!!!!!!
Laura,
Gracias por la visita.Gracias a Dios también no vives en casa, el vecino tiene un perro bravo con el que no podríamos aguantarnos mutuamente.
Martin,
En el webster´s deberían hacer una nueva entrada para "melting pot" y deberían poner "Perú". Nada define mejor nuestra vida como pais que la mezcla permanente en todo orden de cosas.Lástima que a veces los propios peruanos seamos los ultimos en enterarnos.
Patricia,
No me hagas sufrir y dame la dirección donde hacen el sudado divino.Se ofrece recompensa.Coincido contigo, hell with farts!!!!!
Alfredo,el panzón te ayuda con el pollo de todas mangas.Cuenta con su asistencia a Don Tito.
Last but not least,no acostumbro a ser guía de fantasmas.You may need a name more than a guide.
Un abrazo a todos
Schatz
buenisimo el post y buenisimo el encuentro de otani.
he compartido la entrada en el grupo del facebook 100% Peruchazos:
http://www.facebook.com/home.php#/group.php?gid=89495050007
un abrazo,
el perucho