El Urbanito

Hace años que no escribía nada aquí. 6 años exactamente. Un plazo en que que puedes estudiar una carrera, empezar una nueva vida, cumplir algunos objetivos pendientes y tantas cosas que no se me ocurren en este momento pero que siempre me vienen a la cabeza y seguirán pendientes siempre. Me han ganado la inmediatez del Twitter, el gatillo rápido del Facebook y la incapacidad de parar un poco en estos tiempos donde todo parece apurarnos. Nunca me metí a un curso avanzado de redacción, tampoco a algún seminario que iba a cambiar mis estructuras viscerales y repetitivas en renglones vistosos y acaso admirables. Nada de eso, el balance es básicamente rojo: menos cabellera, menos salud y uno menos en la familia. Tampoco acometí el objetivo de la empresa o el proyecto que cambiaría mi vida para siempre y me permitiría jubilarme el próximo año. Simplemente me he dedicado a vivir el minuto (ni para el día tengo paciencia) a acumular deudas y a perseguir sensaciones y placeres como si en lugar de 49 tuviese recién 19. Podemos usar tanta experiencia para dar un golpe de banca y pasar el balance a un azul más tolerable? Podemos dejar de seguir perdiendo tiempo a pesar de reconocer con espanto el valor irrecuperable de todo el que ya hemos desperdiciado? En qué momento empieza la decadencia que reemplaza el "no quiero" por el "ni quiero ni puedo"? El sábado, pensando durante un vuelo y con una vista fantástica frente a mi, decidí dejar de seguir cavando. La mejor decisión para salir del hueco no es milagrosa y empieza con algo así de simple: no hacer tu cárcel más honda.