Las fotos incompletas
"Fotografiar es apropiarse de lo fotografiado”
Susan Sontag
Cuando te invade un ataque de nostalgia no hay mejor solución para controlarlo que volver a las colecciones de fotos. Revisando las imágenes, cotejando años, sonriendo frente a muchas situaciones divertidas y recordando lo que ya no está volvemos a tomar conciencia de nuestra propia dimensión en el tiempo. En mi caso vuelvo a las fotos cada cierto tiempo para liberar espacio en los dispositivos y para tratar de agruparlas por años, viajes, trabajo y familia. En la nube tengo más de 10,000 fotos, en álbumes físicos unas 2,000 más, en rollos por revelar deben haber otro par de millares y en casa de mi madre tengo muchas fotos guardadas que hace tiempo debería haber rescatado y seleccionado. A pesar del aparente descuido le tengo mucha gratitud a todas las fotos que he tomado, son el mejor antídoto contra el olvido.
La costumbre de tomar fotos fue heredada de mi padre , junto con la afición por los libros, la música y la historia. La primera inversión significativa de mi vida fue una cámara que compré en Frankfurt a los 19 años y que todavía sobrevive en un cajón de cachivaches. Con esa cámara tomé cientos de fotos en varios lugares y países a los que he tenido la suerte de regresar. Sin embargo, a muchas de las personas que aparecen en esas fotos no las he podido volver a ver. La vida, en épocas donde el correo electrónico, el Facebook o el celular eran solo parafernalia de película futurista, nos llevó por distintos caminos y no nos ha vuelto a juntar. Por allí he podido encontrar a algunos en las redes con mucha suerte pero la mayoría ha seguido su camino y solo permanece en el recuerdo.
Ahora bien, coleccionar las fotos, ya sean propias o de terceros, nos lleva a un dilema que no siempre es grato. Qué hacemos cuando aparece una foto con alguien que ya no es nuestro amigo, nos hizo daño o simplemente se alejó para siempre de nuestra vida? Conocen a alguien que tiene una secuencia completa , sin censura alguna, de todas las fotos a lo largo de su vida? Una muy buena amiga que tiene 5 hijos siempre decía cuando aún todos estaban solteros: "las fotos famillares siempre las hago sin las enamoradas/os, mañana se pelean y ya no quieren ver nunca más la foto y no voy a ponerme a recortar fotos no?" . Lógica implacable que en algún momento me veré forzado a aplicar con las fotos de mis hijos en donde aparezcan personajes itinerantes.
Por el momento estoy haciendo mis propias razzias. Fotos de antiguas enamoradas, de viajes olvidables, de situaciones embarazosas o de personajes que no suman nada y cuyo recuerdo es prescindible a la par que atesorando también algunas fotos que me han llevado a repensar algunas cosas. Amistad, amor, trabajo, gustos, relaciones y por supuesto la moda, nada se resiste al dedo índice del tiempo. Envidio y sin sonrojarme a los jóvenes que toman y borran fotos sin parar,como si su vida fuese un traveling constante. En esta era digital donde ya no es necesario almacenar libros, discos, ni álbumes pesados y añosos y donde uno se aferra con cierto desgano a todo han aprendido - y sin dolor alguno- a poder viajar ligeros de equipaje.
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Con Marcia en Bremen, circa febrero 1987 |