El Urbanito

No se puede amar lo que tan rápido fuga.
Ama rápido, me dijo el sol.
Y así aprendí, en su ardiente y perverso reino,
a cumplir con la vida: yo soy el guardián del hielo.

José Watanabe-El guardián del hielo

Adonde se fueron las mariposas que alguna vez también había sentido en el estómago? Debajo de que alfombra barrieron a las ansías, los deseos, la impaciencia y el desasosiego que me provocaba no estar a tu lado? Deben ser los mismos geniecillos que me apagaron tu lumbre para no dejarme encender otra y que han sustituido la inmensa alegría que nos invadía estando juntos por aquel burocrático confort que le despierta a uno el dormir acompañado.

Parece tonto buscar culpables cuando no hay problemas, comezones ni terceras personas y todo parece discurrir con absoluta normalidad. Solo que tus besos son un trámite administrativo, en la calle caminamos como dos amigos , las ausencias provocan más comodidad que nostalgia y en la cama cada uno busca su placer ,ruta solitaria que nos lleva a dos destinos distintos.

Extraño los días donde nadie suponía que éramos nada, solo los dos nos sabíamos amantes invencibles. Aquellos momentos iniciáticos de tu rito, donde tu cuerpo era una preciada lejanía a la que quería arribar por cualquier medio. O esos incansables viajes que emprendía para buscar ese lugar y ese momento que te hacían estallar de placer. Hoy ninguno de nuestros rincones tiene algún tipo de secreto para los dos y sin embargo reina como frontera invisible una misteriosa distancia que juega con nosotros a acercarnos desesperadamente o a separar nuestros tiempos sin que a alguno parezca importarle mucho.

Ya no tengo 20 años para salir a celebrar que debo iniciar una nueva búsqueda. Tampoco 60 para abrazarme a ti e implorarte que te quedes aunque sea solo para abrazarte como un hermano. Rara edad la que poseo, tiempo difuso en el que la plenitud de nuestro juicio y la madurez recientemente adquirida no nos ofrecen una respuesta satisfactoria para las agonías diarias de nuestros placeres y alegrías.